Tras la muerte (13 de junio de 1231) y canonización (30 mayo de 1232) de San Antonio de Padua creció la tradición de celebrar misas los trece martes anteriores al día de la celebración del santo, el 13 de junio, por la gran cantidad de milagros que se le atribuyen el martes siguiente a su muerte.
Esta tradición se extendió a lo largo de los años hasta que en 1600 se funda la Real Asociación de Comerciantes. Llegó a ser de gran importancia y en 1920 Alfonso XIII concedió la condición de Real y aceptó la presidencia honoraria.
La asociación aglutina a comerciantes de muchos campos. Se dedica, además de la oración y devoción a San Antonio, a colaborar con la atención a los necesitados. Las limosnas a San Antonio mantienen el gasto del economato arciprestal al que pertenece la parroquia y todos los años la asociación hace un donativo a diferentes organizaciones caritativas.
El día de San Antonio se celebra una misa y tras ella la bendición de los panes y su reparto a los asistentes, para que en ninguna casa falte el pan.
La primera sede de la asociación estuvo en Santa Catalina hasta junio de 1936. En 1939, tras la guerra civil, se trasladó a la Catedral. En la actualidad se ubica en la parroquia de San Martín.